Estudio muestra comportamiento del cerebro tras cirugía de reasignación de sexo en mujeres transexuales

Publicado el 30/09/2019

Imágenes producidas por resonancia en pacientes sometidas a cirugía y a tratamiento hormonal demuestran adaptaciones del cerebro que pueden estar relacionadas a la reasignación de sexo.

Lea entrevista en la cual el investigador Maiko Schneider, integrante del INCT Hormona que actúa en el Departamento de Psiquiatría y Neurociencia del Comportamiento de la Universidad McMaster, de Canadá, describe los hallazgos de la investigación que resultó en el artículo «Effects of Estradiol Therapy on Resting-State Functional Connectivity of Transgender Women After Gender-Affirming Related Gonadectomy» (Schneider MA et al., Front Neurosci. 2019) y que tuvo destaque en el reciente congreso del Colegio Americano de Endocrinología.

1) El estudio investigó el efecto de la terapia hormonal en el cerebro de mujeres que hicieron cirugía de reasignación de sexo. ¿Qué motivó esta investigación?

Originalmente, yo siempre tuve un gran interés en estudiar la relación entre hormonas sexuales y salud mental, desde el funcionamiento fisiológico hormonal hasta su papel en el desarrollo de síntomas de humor y cognitivos. Estudiar el papel de las hormonas en la población transexual es una oportunidad única de evaluar el papel de las hormonas independientemente del sexo de la persona, siendo así posible expandir el horizonte de conocimiento sobre la neuroendocrinología, que es el campo que estudia la relación entre hormonas y cerebro. Hay otro factor importantísimo a considerar tras la cirugía en el caso de mujeres transexuales sometidas a cirugía de reasignación de sexo: no se trata sólo de la terapia hormonal cruzada, sino principalmente de la corrección del hipogonadismo, nombre dado para la situación en que la persona no produce hormonas sexuales, ya que la cirugía de reasignación de sexo en nuestra población incluye la remoción de las gónadas. Por lo tanto, además de estudiar el efecto del tratamiento hormonal cruzado, este estudio nos ayudó a entender mejor la importancia de la corrección del hipogonadismo, permitiendo que se planteen nuevas hipótesis acerca del funcionamiento de las hormonas en el cerebro. Ahora entendemos un poco mejor los cambios que ocurren en el cerebro de mujeres transexuales cuando corregimos el hipogonadismo inducido por cirugía.

2) ¿Cuál fue la muestra definida para el análisis y cómo se hizo su observación?

La muestra incluyó mujeres transexuales que había pasado por la cirugía de reasignación de sexo ofrecida en el ambulatorio transdisciplinario de identidad de género. Se invitó a mujeres transexuales que ya habían hecho la cirugía al menos un año antes y que estuvieran dispuestas a interrumpir el uso de hormonas sexuales femeninas por un determinado período para someterse a exámenes de «medidas cerebrales» usando imágenes de resonancia cerebral. Tras suspender las hormonas, esas mujeres entonces volvieron al tratamiento hormonal cruzado para repetir la resonancia cerebral con fines comparativos. Así, fue posible obtener «fotografías» de los cerebros de esas mujeres transexuales en estos dos momentos: cuando tenían hipogonadismo (post-cirugía y sin el uso de hormonas) y cuando recibían reemplazo hormonal con estrógeno. El examen de resonancia nos permitió mensurar el espesor de la sustancia gris del cerebro y también mensurar la conectividad entre diferentes áreas del cerebro por medio de dos técnicas. La primera se llama anatómica, pues nos proporciona mejor visión macroscópica del cerebro, y la segunda nos permite un entendimiento más funcional del cerebro. Básicamente, nuestro objetivo fue investigar cómo la corteza del cerebro (sustancia gris) se podría volver más fina o más espesa con la corrección del hipogonadismo, y también cómo éste podría influenciar la conectividad de diferentes áreas del cerebro. Además, recolectamos medidas de memoria verbal e hicimos pruebas de inteligencia en los dos momentos.

3) ¿Qué apuntan los hallazgos? ¿Qué tipo de comportamiento presentaron las áreas del cerebro de las pacientes incluidas en el estudio?

Los hallazgos se dividen en anatómico y funcional. El primer mostró que algunas áreas del cerebro se comportan de manera dual durante el reemplazo con estrógeno. Esto quiere decir que, cuando corregimos el hipogonadismo y alcanzamos dosis bajas o medias de estrógeno, algunas áreas del cerebro se vuelven más «espesas»; mientras que, cuando alcanzamos dosis muy elevadas, estas mismas áreas se vuelven más «finas». Curiosamente, los valores de corte para determinar niveles altos y bajos de estrógeno son muy semejantes a los valores de estradiol en la fase preovulatoria o folicular del ciclo menstrual fisiológico. Aún más interesante es que ya se había observado este efecto «dual» del estradiol sobre la corteza cerebral durante el ciclo menstrual fisiológico. Cuanto al segundo hallazgo, como esperado a partir de nuestra hipótesis basada en la fisiología cerebral, ocurrió un incremento de la conectividad cerebral entre áreas de percepción sensorial del cerebro y el llamado «relé talámico». Este relé funciona semejantemente a un relé eléctrico, es decir, integra todas las «entradas eléctricas» del cerebro y las concentra para la distribución en áreas específicas de la corteza cerebral. Dicho incremento nos parece decir que la percepción «periférica» de estímulos sensoriales, es decir, calor, tacto, dolor y vibración (por ejemplo) oriundos del cuerpo son «más bien integrados» al cerebro cuando la mujer transexual está usando estrógeno y el hipogonadismo está corregido. Este fenómeno está relacionado no solamente con los estímulos sensoriales, sino también con la forma como la percepción sensorial se comunica con la «respuesta» motora, siendo, por lo tanto, una especie de correa de aprendizaje que involucra partes sensoriales y motoras del cerebro «superior» (cortical). Este hallazgo aclara también la cuestión de la menopausia: los síntomas menopáusicos/climatéricos que ocurren después de instituido el hipogonadismo fisiológico (fallo ovárico) pueden ser resultantes justamente de esta disrupción en la comunicación entre cuerpo «periférico» y percepción cerebral. Además, los resultados del análisis funcional, que tuvo un abordaje más exploratorio, nos mostraron que la comunicación entre áreas cerebrales relacionadas a control emocional y síntomas depresivos es influenciada por la corrección del hipogonadismo.

4) ¿Qué representan las informaciones de esta investigación, que tuvo destaque en el reciente reunión anual  de la Sociedad de Endocrinologia, frente a los desafíos científicos en el área?

Felizmente, el tratamiento de la reasignación de sexo se ha vuelto más accesible en el mundo. El gran desafío es promover evidencias que beneficien a mujeres transexuales, que reciben tratamiento en edad cada vez más precoz, pues, diferentemente de la menopausia, que ocurre en determinada edad, se puede hacer la cirugía de reasignación de sexo en personas extremamente jóvenes, y necesitamos entender mejor cuales son las «mejores» formas de enfrentar el hipogonadismo en estas mujeres. Y, por supuesto, para mejor combatir el hipogonadismo, necesitamos entenderlo mejor. Mi opinión, como experto en neurociencias, es que, tras la cirugía, el tratamiento hormonal cruzado no se concentra más en «atenuar características sexuales secundarias», pues ya se han retirado las gónadas, y otros procedimientos, como mamoplastia, pueden resolver lo que inicialmente se «resolvía con estrógeno». Pienso que el papel del estrógeno/estradiol en esta situación es de reemplazo hormonal, semejante a su papel en casos de menopausia. Ahora tenemos más evidencias para entender qué hace el estradiol en términos de «neuroplasticidad». Se usa esta palabra para definir la capacidad adaptativa del cerebro frente a nuevas situaciones. Por lo tanto, nuestro estudio ayuda a desafiar las fronteras de la neuroplasticidad. Se pueden diseñar nuevos estudios a partir del nuestro, e incluso se pueden extrapolar algunas conclusiones, con precaución, para la población no transexual, ya que el estrógeno es producido localmente en el cerebro, además de circular tanto en el cuerpo masculino como en el femenino.

5) ¿Qué es disforia de género, cómo usted califica el deseo de los pacientes, y qué la medicina puede ofrecer, en este momento, como respuesta?

Se puede resumir la disforia de género como una «extrañeza entre cuerpo y cerebro». Ello significa que personas con esta condición no se identifican como pertenecientes al sexo biológico con el cual nascieron. El sexo biológico es diferente de la identidad de género de esta persona. Hay diversos estudios que investigan por qué el cerebro «lee el cuerpo» de aquella persona como algo que no le pertenece. Cada vez más evidencias muestran que partes del cerebro llamado «social» e «integrativo» de personas transexuales es diferente del de personas no transexuales. Sin embargo, no se puede afirmar con claridad que el cerebro de una persona transexual sea igual al cerebro de una persona que se identifique con su género (es decir, mujeres transexuales tendrían cerebros idénticos a los de las mujeres no transexuales). Evidencias han demostrado que hay particularidades encontradas solamente en el cerebro de transexuales y que hay partes del cerebro, en términos anatómicos o funcionales, que están entre los cerebros de hombres y de mujeres no transexuales. Hay también estudios mostrando que factores biológicos y hormonales, como «fragmentos de DNA» involucrados en la traducción de señales hormonales, serían diferentes en personas transexuales. Ya se han planteado diversas teorías, y las que me parecen más plausibles son las que se encaminan hacia el entendimiento más biológico de la expresión de la disforia de género. La ansiedad por tratamiento es legítima. La incomodidad de estar en un cuerpo que uno no identifica como suyo es enorme, y esa incomodidad causa sufrimiento psíquico que conlleva a diversos riesgos para la salud mental. Entre ellos, está la mayor incidencia de trastornos de humor y de ansiedad, por ejemplo. Se sabe que el número de suicidios es mucho mayor (casi 4 veces mayor), en personas transexuales que no reciben soporte para la transición/reasignación de su sexo. Todas las etapas del tratamiento para reasignación de sexo, desde soporte social hasta tratamiento hormonal y cirugía de reasignación, están asociadas a mejora de la calidad de vida y a la promoción de salud mental en estas personas. Sin embargo, esto no quiere decir que todas las personas transexuales se sometan a cirugía. Algunas buscan solamente el tratamiento hormonal. Cabe recordar que la definición de disforia de género es amplia.

6)¿Cuáles son los próximos pasos de este estudio? ¿Habrá proseguimiento en esa misma línea de investigación?

Estos fueron los primeros pasos. Estudios mayores son necesarios antes que los profesionales expertos en salud transexual hagan pleno uso de nuestros resultados. Como todo en la ciencia, debe haber cautela hasta que se establezca la aplicabilidad clínica de estos resultados. Por muchos años, la principal cuestión de investigación en el área de salud mental era la etiología de la disforia de género (como la denomina el DSM-5), o incongruencia de género (como la clasifica el CID- 11). Se realizaron muchos estudios buscando diferencias «cerebrales» que justificaran la manifestación de la disforia de género. Para mí, no hay nada que explorar en términos de etiología. Se trata de un fenómeno natural, y la única razón por la cual nosotros médicos intervenimos es la necesidad de atenuar la disforia de género. Esto significa que actuamos en el sentido de reducir el sufrimiento al atenuar la disparidad del «cuerpo periférico». Está bien establecido que individuos transexuales son más felices cuando adecuamos su cuerpo que cuando se intenta «revertir» la disforia de género. Entonces, nuestro trabajo como científicos es garantizar que estamos proporcionando la mejor intervención al nuestro paciente. Y, en este sentido, investigar el impacto del hipogonadismo y del reemplazo hormonal en la salud mental posibilita el desarrollo de mejores parámetros de tratamiento y directrices.

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FIGURA 1 | (A) Regiones rojas muestran un incremento de la conectividad funcional en estado de reposo (resting state functional connectivity, rs-FC) entre el tálamo izquierdo y la corteza sensoriomotora izquierda (beta = 0,20)/ putamen izquierdo (beta = 0,14) tras terapia con estradiol (análisis entre regiones de interés, o ROI-to-ROI). Significancia estadística se definió como p corregido para la tasa de falsas detecciones (false discovery ratio, FDR) <0,05. (B) Análisis de semilla a voxel para evaluar la conectividad funcional global del cerebro. El agrupamiento rojo indica incremento de la rs-FC entre el tálamo izquierdo (semilla) y voxels de los giros pre y postcentrales (beta = 0,21). Tamaño del agrupamiento p corregido por FDR <0,0042. La barra colorida indica la significancia estadística.
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FIGURA 2 | Gráficos presentando los cambios globales en la conectividad funcional (CF) del cerebro tras un mínimo de 60 días de terapia con estradiol usando análisis de patrones multivoxel (multivoxel pattern analysis, MVPA). (A) Columnas mostrando los cambios individuales en la CF entre el agrupamiento dentro de la corteza subcallosa y el restante del cerebro. (B) Gráfico mostrando los cambios en la CF promedia de los grupos (–19,51) entre los momentos, con intervalo de confianza de 90% (IC: –25,4 a –13,52). Tamaño del agrupamiento p corregido por la tasa de falsas detecciones (false discovery ratio, FDR) <0.0013.
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FIGURA 3 | Análisis global del cerebro utilizando una semilla de datos originada del análisis de patrones multivoxel (multivoxel pattern analysis, MVPA). Recortes del agrupamiento dentro de la corteza medial frontal que presentó una reducción de la conectividad funcional en estado de reposo (resting state functional connectivity, rs-FC) (beta = –0,27; Tamaño del agrupamiento p corregido por la tasa de falsas detecciones (false discovery ratio, FDR) = 0,0013). La barra azul a la derecha indica la significancia estadística.

Imágenes reproducidas de la revista Frontiers of Neuroscience